Me vais a permitir que en esta newsletter os hable desde un punto de vista un poco más vulnerable de lo habitual. Siempre me esfuerzo por hacer que mis intervenciones en este mundo virtual sean lo más constructivas y edificantes posible, pero a veces yo también tengo momentos de duda y tristeza, y creo que es bueno mostrarlo. No le veo sentido a tratar de maquillarlo.
El domingo pasado volví a ver por primera vez en quince años El club de los poetas muertos. Si soy sincera, lo que me animó a hacerlo fue darme cuenta de que la historia tiene lugar en Nueva Inglaterra, y cómo no, en mi línea, me pareció un plan estupendo de domingo sumergirme entre árboles otoñales y escuelas con uniforme americanas.
No pude evitar acordarme de la primera vez que la vi, en una clase de segundo o tercero de la ESO en el colegio. Mis padres la vieron en el cine cuando salió, nosotros en la tele diminuta de un aula de secundaria. Drama incluido, me fascinó. Nos fascinó a todos. O al menos, a los más románticos.
El otro día, al volver a verla, reconocí muchos de los mensajes como algo muy arraigado en el imaginario colectivo de nuestra generación. Lo que el profesor Keating predica es algo con lo que nosotros hemos crecido: “¡aprovecha el momento, exprésate, haz que tu vida merezca la pena!”. Lo que en esa historia venía de un personaje extravagante y revolucionario hoy son mensajes que escuchamos prácticamente a diario, en todas partes. De hecho, creo que nuestra generación entera se ha construido en base a esos cimientos, en base al “puedes conseguir todo lo que te propongas”. Igual que los chicos de la peli, por aquel entonces nosotros también sentíamos que nos íbamos a comer el mundo.
Pero ahora que somos adultos (o eso parece), nos hemos encontrado con una realidad un poco distinta a la que nos habíamos imaginado. Más compleja, con más matices. La vida adulta, ya se sabe, es difícil. Específicamente en este momento histórico, los “jóvenes” nos enfrentamos día a día a un mundo laboral precario, una dificultad enorme para alcanzar un estilo de vida mínimamente decente (como el de nuestros padres), inestabilidad y mucha incertidumbre. Y digo esto siendo plenamente consciente de que yo hablo desde una posición privilegiada.
Sin embargo, no puedo evitar preguntarme: ¿Qué pasó con el Carpe diem? ¿Qué hacemos ahora? ¿Se ha pasado “el momento”?
Es increíble cómo cambia la perspectiva de las cosas con el tiempo y también lo que nos llama la atención de las películas, libros o historias según el momento de la vida en el que estamos. Cuando vi esta peli con quince años me transmitió esperanza, un sentimiento de rebeldía y de fe en el arte enorme, porque entendí que el Oh capitán, mi capitán era el gran vencedor final. Sin embargo, esta vez me sorprendí a mí misma entendiendo el punto de vista del profesor cínico. Ese que le dice a Robin Williams: “vas a hacer que se piensen que son artistas y luego, ¿qué les vas a decir cuando se den cuenta de que no son Rembrandt, Shakespeare ni Mozart?”. Esa frase que en su día me produjo asco, ahora me ha hecho sentirme identificada.
Y es que esta semana he tenido una mala noticia a nivel laboral que me ha afectado más de lo que me esperaba y me siento bastante triste. Quizás porque, en realidad, no es la primera ni la segunda vez que me toca lidiar con el rechazo, con el “no eres lo suficientemente buena” y es inevitable que me afecte un poco. Es una parte completamente normal (¡y necesaria!) de la vida como artista, tenemos que pasar por ahí para seguir mejorando. Pero tampoco soy de piedra, y las pequeñas desilusiones también me van desgastando. Porque este es un camino de fondo en el que toca estar constantemente esforzándote mucho, a veces hasta niveles insanos, y una no puede evitar preguntarse de vez en cuando… ¿tendrá sentido?
En mi interior sé que sí tiene sentido. Tengo mil y una evidencias de que el arte salva vidas. Pero al mismo tiempo, es innegable que es difícil compaginarlo con la vida en un sistema como el nuestro. Y ahora que lo he escrito, creo que quizás este es el motivo real que hay detrás de mi tristeza. Es cierto, es difícil vivir de la creatividad.
Pero entonces, ¿significa esto que no tiene sentido perseguir una carrera artística? Por supuesto que no. Una vez más, todo depende de la perspectiva con la que se miren las cosas. Porque, como he dicho antes, la vida es compleja y tiene muchos matices.
En realidad, el profesor Keating no anima en ningún momento a sus alumnos a que dejen sus estudios de medicina o abogacía y se dediquen a escribir poesía. De hecho, cuando uno de ellos comete una imprudencia por impulsividad, más bien se enfada y les advierte de que no desaprovechen las oportunidades que les brinda ese colegio tan prestigioso. Sin embargo, no por ello dejan de ser menos importantes, veraces y necesarias todas sus enseñanzas sobre poesía. Toda la pasión, la curiosidad, la estimulación para pensar libremente… son las ideas más importantes que podía haberles transmitido.
Y quizás ese es el rol que tiene el arte. Quizás la clave está en no pensar tanto en blanco y negro, sino en encontrar la forma de vivir con entusiasmo y a la vez deslizarse de la manera más inteligente posible en el contexto en el que vivimos. Nunca se trata de resignarse, sino de jugar bien nuestras cartas.
Quiero pensar que el Oh capitán, mi capitán sí que es el vencedor final. Queda latente en esa última escena, tan poderosa, con los alumnos encima de las mesas. Porque independientemente de los caminos profesionales que escojamos para ganarnos la vida, la pasión siempre puede estar presente. Como un acompañante sutil pero esencial, que puede hacer acto de presencia de las formas más inesperadas… y también en nuestro día a día. Yo no voy a dejar de dibujar nunca, porque no me imagino mi vida sin hacerlo. Por lo tanto, mi obligación conmigo misma es buscar las formas de seguir haciéndolo sin perder la ilusión.
Pero me doy espacio para procesar todo. A veces, también es necesario pasar por pequeños (o grandes) duelos, aprender a dejar ir una idea que tenías sobre ti misma o sobre cómo imaginabas que iba a ser tu camino. Y sobre todo: entender que buscar alternativas no significa que hayas “perdido”. A lo mejor es, de hecho, más bien lo contrario. A lo mejor es la única manera de poder seguir ofreciendo a los demás lo mejor de ti misma, de poder seguir creando.
Como siempre, gracias por leerme hasta aquí 💙 Para terminar, quiero compartir dos cosas: una, que (en caso de que no lo hayas visto en redes), ¡he reabierto mi tienda online! Y este fin de semana, con motivo de mi cumple (que fue ayer), he activado un descuento del 15% en todo, que durará hasta hoy a medianoche. Para activarlo, tienes que introducir el código CUMPLE15 cuando vayas a hacer checkout, y se te activará automáticamente :) ¡O dejo aquí el enlace!
Y también, comparto con vosotros mi 🍂 Playlist de otoño 🍂, que era la última de las cuatro que me faltaba por compartir, si no me equivoco ♥︎ ¡Espero que la disfrutes y que le ponga banda sonora a esta estación tan bonita que acaba de empezar! (Mi favorita). ✨
Ahora sí, gracias por leerme hasta aquí 🌷 ¡Hasta el mes que viene!
Sara
Muchas felicidades! Hablé con mi sobrina de 18 años, hace unas semanas, de esta película. Tenía una visión similar a la tuya. Yo le conté que me marcó cuando era muy joven, imagínate que la vi en el cine, o eso recuerdo, la memoria es tramposa...
No quise volver a verla, temo que porque no quiero enturbiar ese recuerdo, esa sensación y esperanza que me dio por aquel entonces, mi mundo era gris, no había espacio para muchos sueños de donde venía yo, la poesía que me dejó fue inspiración... Y luego persistir, y perseverar, y volver morir y empezar... Hoy trabajo como profesora, y esta semana hablaba justo de eso con mi alumnado, alguno con situaciones muy muy conplejas y de entornos muy duros, ya no somos tan ingenuos, y sabemos de lo duro de la vida, pero ay! La poesía, nos sirve quizá como la utopía, como diría Galeano, para avanzar y ver belleza en el caminar.
Hoy me compraré tu lamina de confía, quiero que sepas que en tiempos difíciles fue una ilustración que me trajo vida. Un abrazo grande!
Feliz cumpleaños ❤️ Yo tengo unos cuantos años más que tú, y también he pasado por esa fase de desencanto varias veces. Con esa sensación de que a veces la suerte (o llámalo como quieras) no está de mi lado.
Pero mi padre siempre me decía esto:”el césped de tu vecino siempre parece más verde”. Y es verdad, aunque a veces pensemos que las cosas nos van regular y a los demás muy bien, suele haber una cara B que muchos no enseñan.
A mí me encanta tu arte y tengo todos tus mini libros y varias ilustraciones. Todo llegará porque tienes un arte innato. Estoy segura.
Un beso fuerte 💖💖